jueves, 24 de septiembre de 2009

Metrópolis (2)

Era el primer día de Otoño, la noche cayó negra y húmeda sobre Metrópolis.
Paseaba con mi amigo Sancholiva por Sara's Center, bajo frondosos arboles, comentando las dificultades que nos acechaban a diario en esta ciudad.
Veíamos moverse sombras en las esquinas de calles desiertas.
La suave brisa de poniente traía un asqueroso olor a basura quemada, provenía de la central térmica que alimentaba de energía la prisión Llersey.
¡De pronto! Empezó a soplar viento del norte, fuerte y racheado. Oímos unos silbidos metálicos que se convirtieron en terroríficos aullidos, rodeados de destellos intermitentes, procedían de la parte alta de Metrópolis.
Las Avenidas se iluminaron con una luz cegadora y el viento desapareció al instante.
Sancholiva y yo nos dirigimos rápidamente a las colinas de Castle dispuestos a esclarecer tan misteriosos hechos.
Al llegar allí descubrimos treinta ó cuarenta gigantescos molinos, generadores de energía eólica.
Deteniendo mi Transporter dije: la ventura va guiando nuestra cosas mejor de lo que acertáramos a desear; porque ves allí amigo Sancholiva, donde se descubren treinta o poco más desaforados gigantes con quien pienso hacer batalla, y quitarles a todos las vidas: que esta es buena guerra, y es gran servicio quitar tan mala simiente de sobre la faz de la tierra.
¿Que gigantes? dijo Sancholiva.
Aquellos que allí ves, respondí, de los brazos largos, que los suelen tener algunos de casi cien metros. Mira Pere , respondió Sancholiva, que aquellos que allí se parecen no son gigantes, sino molinos de viento, aerogeneradores.
Vi que mi amigo no estaba cursado en esto de las aventuras, grité: ¡ellos son gigantes, y si tienes miedo quítate de ahí y reza que yo voy a entrar con ellos en fiera y desigual batalla!
Lancé, dando máxima potencia, a mi Transporter enfrentándome al gigante que tenia más cerca.Volaba a un metro del suelo, veloz y atrevido, sin atender las voces de Sancholiva
Levantóse en esto un poco de viento y las grandes aspas comenzaron a moverse, la embestida fué tremenda el frontal se hizo pedazos, el Transporter y yo rodamos maltrechos por el campo.
Dolido por el golpe y apesadumbrado por mi error regresamos a Metrópolis.Subíamos lentamente por Nord Avenue, nuestra burbuja protectora detectó la palidez de nuestros rostros y empezó a sonar "A whiter shade of pale" de Procol Harum intentando relajarnos.
Pasaba a nuestro lado gente borracha en dirección a Water Park.
No era posible vivir en Metrópolis rodeados de gigantescos molinos, el viento desaparecía convertido en energía eléctrica. ¡Nos robaban el viento! Sin el, las infectas marismas del sur volverían a inundar la ciudad.
¡Necesitamos ayuda, debemos avisar al alcalde: S.V.Mayor! gritó Sancholiva.
Déjate de eso y saca fuerzas de flaqueza, respondí, que así haré yo, y veamos cómo está el Transporter, que, a lo que me parece, no le ha cabido al pobre la menor parte de esta desgracia .


No luches contra el viento,
deja que te lleve,
aprende de cuanto veas a su paso
y luego decide tu destino.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Tots,Tots m'han fet somriure i els 20 euros -lobo feroz riureeee!